Ominosa, glacial, lenta y sombría
una niebla letal lame mi alma.
Una marea de limón en calma
anega, amarga, hasta el confín del día.
De mí mismo me canso y me fatigo
y, en constante fluir hacia la Nada,
entre un río de ahogados sobrenada
mi demolido corazón conmigo.
En los grises recodos del olvido
he abandonado mi alegría muerta
y he presentido al fin mi muerte cierta.
Porque, en este horizonte sin sentido,
¿dónde llevar la vista que no advierta
yermo el querer y la esperanza yerta?
Referencia de imagen: http://www.ugr.es/~peruano/antartida/imagen2/tristeza.jpg
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