Un olvido sin espera
o un alma sin esperanza,
que el que espera desespera
y al que no espera le espera
morir de desesperanza.
Que así, sin mayor bonanza,
va pasando día tras día
sin atisbo de mudanza
para acabar sin tardanza
preso de melancolía.
Que ya el clásico decía:
"razón de la sinrazón
que mi razón colegía"
es triste y vana porfía
que marchita el corazón.
Por ello en esta ocasión
dejemos los pormenores
y la desesperación
y, con determinación,
regresemos a las flores.
miércoles, 4 de abril de 2007
Digresión sobre esperanzas, desesperanzas y melancolías
Etiquetas:
esperanza,
filosofía,
melancolía,
Poesía,
quintilla
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
No hay comentarios:
Publicar un comentario