viernes, 9 de marzo de 2007

Avena (Avena sativa Fam: Gramíneas)











Dardos para Hernández eran
y para mí golondrinas
[i]
cautivas que al aire dieran
su vuelo, y al cielo hicieran
un brindis pleno de harinas.


[i] Las espiguillas (las flores) de la avena parecen dardos, que los niños nos arrojábamos a puñados a los jerseises, y quedaban clavados en la lana. Miguel Hernández debió tener experiencia semejante que dejó plasmada en uno de sus mejores sonetos, más tarde corregido: "... aunque leves, los dardos de la avena aumentan las insignias de mi pecho...".
A mí, sin embargo, esas espiguillas, no sentadas como las del trigo sino pendientes de largos y finos filamentos, que las permiten volar al viento, más bien semejaban, por la especial curvatura de sus glumas o envueltas exteriores y por su libre volar a las golondrinas cuando se lanzan raudamente en picado.

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