miércoles, 7 de febrero de 2007

Poco a poco

Esos surcos que forma si la halago
tu dulce boca, amor, en la sonrisa
son para mí cómo los que la brisa
dibuja sobre el terso azul de un lago.

Tenlos así, mi amor, mientras deshago
poco a poco el botón de tu camisa;
poco a poco, mi amor, casi sin prisa:
siglos hay para hacer lo que te hago.

Y, aunque es duro, mi amor, Eros tonante,
al borde del Edén forzar demora
cuando, de allí, la Dicha te reclama,

prefiero hacer eterno el puro instante
en que Lujuria irrumpe seductora
y al casto gesto lo convierte en llama.

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