Antes de
aquel deleite vespertino,
antes de
aquel Amor yo no era Nada,
apuesta
impar de la biología
entre
millones de otras planteada:
el
improbable azar de ver casados
naipes
concretos de una Gran Baraja.
Ni Verbo
potencial ni Sustantivo,
antes de
aquel Albur yo no era NADA.
Mas
¿cómo fue el No Ser entre la bruma
de
aquella negra noche ilimitada?
¿Un
vacío compacto, un largo tunel
sin
principio ni fin ni madrugada?
¿Cero a
la izquierda de una incierta coma?
¿Nulidad
de una cuenta no iniciada?
¿Silencio
universal antes del Día
anterior
al Big Bang y su algarada? …
Después
nací con sed de eternidades,
efímero
mortal de horas contadas,
y
malgasté el tesoro de minutos
de mi
reloj de ruedas desdentadas.
Lloré,
reí, gocé, sufrí el destino
de la
estrella fatal que me alumbraba
hasta
que ya, sin tiempo entre las manos
selló la
Parca el fin de mi escapada.
Y otra
vez el No Ser, niebla viscosa,
pulpo
sin brazos, canto sin garganta,
ojo en la
oscuridad, voz sin oído,
corazón
sin amor, amor sin alma.
No ser,
pero haber sido: ser memoria
esparcida,
plural, desperdigada,
evanescente,
declinante, huída
y luego
muerta para siempre: NADA.
Madrid, viernes, 28 de diciembre
de 2012
5 comentarios:
Impresionante la fuerza y la belleza con que está escrito. Con toda mi admiración, enhorabuena Francisco.
Un saludo
La melancolía produce a veces estos frutos. Gracias, Alma en Verso.
Voy a dar vuelta, me he dicho, leo algo de poesía y de paso pulso los ánimos del poeta, habla de la muerte, o más bien del “no ser” esto lleva dando guerra hace un tiempo, condicionando vidas, generando dioses y dando poesía, esta suya me produce placer leerla, creo que es por la forma culta más que por el contenido, que también, debo confesar mi debilidad por estos asuntos, de hecho tengo una pequeña recopilación de intentos poéticos que titulé con sorna (qué se cree esa) “hasta luego Lucas” .De Quevedo recuerdo algunas, por ejemplo aquella que termina sabiamente
La mayor parte de la muerte, siento
Que se pasa en contentos y locura,
Y á la menor se guarda el sentimiento.
en fin, si es insoportable concebir el “no ser” no lo es menos la posibilidad de vivir eternamente, no le parece.
Pero que pichorras de dios, bebamos.
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Siempre gratísima su visita, don Enrique, incluso aunque no me asediara la soledad, en parte buscada; pero aún en compañía más de una dejara por la suya.
El caso es que una mañana me dio por pensar en el No Ser, y salió esto. Me movió a ello el exponer a manera de ejemplo que igual que nos hemos pasado tanto tiempo sin Ser antes de Ser - 1670 millones de años que dicen los físicos, una "hartá" - nos podemos pasar otros tantos después de Ser 70, 80, 90 o 100, que ahora "se vive mucho"-. En cuanto a la Vida Eterna y Perdurable la verdad es que yo no me imagino viviendo -ni como espíritu puro- otros dos mil millones de años en vida contemplativa: menudo aburrimiento, porque aunque la visión de Dios fuera un orgasmo -espiritual-continuado al cabo de dos mil años acabaría siendo un tormento insufrible. Yo le diría a usted: " ¿Se acuerda, don Enrique, de la particular visión de Dios en el año 1.565.887.225 de nuestra era,que tengo la impresión de que fue muy buena, pero han pasado 94.206.377 años y mi memoria ya no es tan buena como antes?" No, aunque el que es quiere seguirlo siendo, la verdad es que no me veo preparado para la inmortalidad. Sin embargo el No Ser ... ¡qué descanso!
Un abrazo temporal, transitorio y olvidable, don Enrique.
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