sábado, 12 de enero de 2013

Nada seré y siempre he sido Nada


Antes de aquel deleite vespertino,
antes de aquel Amor yo no era Nada,
apuesta impar de la biología
entre millones de otras planteada:
el improbable azar  de ver casados
naipes concretos de una Gran Baraja.
Ni Verbo potencial ni Sustantivo,
antes de aquel Albur yo no era NADA.

Mas ¿cómo fue el No Ser entre la bruma
de aquella negra noche ilimitada?
¿Un vacío compacto, un largo tunel
sin principio ni fin ni madrugada?
¿Cero a la izquierda de una incierta coma?
¿Nulidad de una cuenta no iniciada?
¿Silencio universal antes del Día
anterior al Big Bang y su algarada? …

Después nací con sed de eternidades,
efímero mortal de horas contadas,
y malgasté el tesoro de minutos
de mi reloj de ruedas desdentadas.
Lloré, reí, gocé, sufrí el destino
de la estrella fatal que me alumbraba
hasta que ya, sin tiempo entre las manos
selló la Parca el fin de mi escapada.

Y otra vez el No Ser, niebla viscosa,
pulpo sin brazos, canto sin garganta,
ojo en la oscuridad, voz sin oído,
corazón sin amor, amor sin alma.
No ser, pero haber sido: ser memoria
esparcida, plural, desperdigada,
evanescente, declinante, huída
y luego muerta para siempre: NADA.

Madrid, viernes, 28 de diciembre de 2012

5 comentarios:

Alma en el verso dijo...

Impresionante la fuerza y la belleza con que está escrito. Con toda mi admiración, enhorabuena Francisco.
Un saludo

Francisco Redondo dijo...

La melancolía produce a veces estos frutos. Gracias, Alma en Verso.

Childe dijo...

Voy a dar vuelta, me he dicho, leo algo de poesía y de paso pulso los ánimos del poeta, habla de la muerte, o más bien del “no ser” esto lleva dando guerra hace un tiempo, condicionando vidas, generando dioses y dando poesía, esta suya me produce placer leerla, creo que es por la forma culta más que por el contenido, que también, debo confesar mi debilidad por estos asuntos, de hecho tengo una pequeña recopilación de intentos poéticos que titulé con sorna (qué se cree esa) “hasta luego Lucas” .De Quevedo recuerdo algunas, por ejemplo aquella que termina sabiamente

La mayor parte de la muerte, siento
Que se pasa en contentos y locura,
Y á la menor se guarda el sentimiento.

en fin, si es insoportable concebir el “no ser” no lo es menos la posibilidad de vivir eternamente, no le parece.

Pero que pichorras de dios, bebamos.

Anónimo dijo...

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Siempre gratísima su visita, don Enrique, incluso aunque no me asediara la soledad, en parte buscada; pero aún en compañía más de una dejara por la suya.
El caso es que una mañana me dio por pensar en el No Ser, y salió esto. Me movió a ello el exponer a manera de ejemplo que igual que nos hemos pasado tanto tiempo sin Ser antes de Ser - 1670 millones de años que dicen los físicos, una "hartá" - nos podemos pasar otros tantos después de Ser 70, 80, 90 o 100, que ahora "se vive mucho"-. En cuanto a la Vida Eterna y Perdurable la verdad es que yo no me imagino viviendo -ni como espíritu puro- otros dos mil millones de años en vida contemplativa: menudo aburrimiento, porque aunque la visión de Dios fuera un orgasmo -espiritual-continuado al cabo de dos mil años acabaría siendo un tormento insufrible. Yo le diría a usted: " ¿Se acuerda, don Enrique, de la particular visión de Dios en el año 1.565.887.225 de nuestra era,que tengo la impresión de que fue muy buena, pero han pasado 94.206.377 años y mi memoria ya no es tan buena como antes?" No, aunque el que es quiere seguirlo siendo, la verdad es que no me veo preparado para la inmortalidad. Sin embargo el No Ser ... ¡qué descanso!
Un abrazo temporal, transitorio y olvidable, don Enrique.