Cuando te sientes frágil me miras a los ojos
con sonrisa tan triste y desvalida
que me dan ganas de besar tus manos,
tomarte entre mis brazos
y acunar tu desmayo.
Cuando te sientes triste, descienden por tus ojos
lentas nieblas que enturbian tu mirada
y manan llanto, tan calladamente
que deseo achicarlas con mis besos
y arropar tu tristeza.
Cuando te sientes débil y la fiebre se asoma hasta tus ojos
y te pasma un fugaz escalofrío,
ante el progreso de la calentura
quisiera ser cobijo y medicina
y conjurar tus males.
Cuando, recuperada, convaleces, y se animan tus ojos,
y no sé cómo vuelve tu alegría,
ganas me dan de abrir cada ventana,
poner banderas y lanzar bengalas
y festejar tu vuelta:
el regreso final a la esperanza.
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