Claman por Dios que, absorto en sus Alturas,
solo en su Trinidad, mira su Ombligo.
Claman las miserables criaturas,
dejadas de Su mano al Enemigo
en este Infierno darwinista y duro,
de todos contra todos, en que el Amo,
o el Capital, su yugo dicta, oscuro.
Y Yo, uno más, desde mi angustia, clamo
... clamo por ese Dios, que, si Lo fuera,
el Crimen sin Castigo que ahora veo
saldado en Su Justicia ya estuviera,
no en otro Mundo, pues en él no creo,
ni mañana, ni luego, en otra hora,
sino, sin más tardar, Aquí y Ahora.
domingo, 17 de febrero de 2008
Sed de Justicia
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