Hace tiempo fue Tamayo
y ayer nos viene Calvente:
la traición intermitente
que acomete sin desmayo.
Nunca faltará un lacayo
del Rey de Oros vigente
a intoxicar a la gente
desde prensa, tele o rayo,
ni algún ropón con puñeta
que preste oído a rumores
y no al trueno que retumba …
Pues cuando la izquierda inquieta
-y cómo inquieta, señores -
¡leña al mono hasta la tumba!
¡A la puñetera tumba!
Leña al mono, que es de goma,
y al rojillo que se asoma.
Francisco Redondo Benito de Valle
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