Hay un juez
que dictamina
justicia
igual para todos
y con
sosegados modos
cita a la
infanta Cristina
por algo
que la incrimina
relativo a
aquel tinglado
de
corrupción que ha montado
con maña su
augusto esposo,
ese mozo
tan gracioso
que firma
Duque em-Palma-do.
Consterna a
toda la Corte
la
imputación de Cristina:
¿A ver
quien se la imagina
a medias
con su consorte
en el
cuento del deporte?
¡Bribón! –
que grita a su buque
el suegro
sin que trabuque
su dislexia
el adjetivo,
y a Matas,
el permisivo -
¿cómo negar
nada al Duque?
Es Nóos la
Fundación,
sin lucro
ni beneficio,
el
ingenioso artificio
que culmina
en Aizoón,
donde Iñaki
y la Borbón,
con harta
desenvoltura,
en deportes
y cultura
con ellos
mismos contratan,
y engordan,
pulen y enlatan
las cifras
de la factura.
A Camps y a
la Barberá
reciben en
la Zarzuela
que,
lírico, mejor cuela
en casa del
Gran Papá
tres
milloncejos de ná.
¡El Summit!
¡Oh cuanta ciencia
deportiva,
qué excelencia!
En pro de
un mejor mañana
dejó a la
grey valenciana
a la luna
de Valencia.
¿De qué sirven
las leales
cortes de
nobles y espías,
de guardias
y policías,
si ante las
napias reales
se traman
desmanes tales?
Mas como el
yerno es la Pera
con la
Cristina a su vera,
antes que
el negocio acabe
todo
Valencia lo sabe
pero el
suegro ni se entera.
Y la
infanta, fiel esposa
de un
granuja de tronío,
sigue sin
decir ni pío
de la
enjundia de la Cosa:
su
inocencia candorosa
las Actas
firmaba en blanco,
y los
papeles del Banco,
que le
parecía feo,
de su
em-Palma-do romeo,
no fiar del
gesto franco.
Pero el
juez lo tiene claro
aunque se
oponga el fiscal,
porque
estaría muy mal
y
resultaría raro
dar a la
infanta el amparo
en contra
de la evidencia
y proclamar
su inocencia,
siendo de
Torres la esposa,
sin tanta
parte en la Cosa,
imputada
sin clemencia.
Y usted,
Horrach, a lo suyo:
actúe de
acusador,
disipe el
corrupto hedor,
meta al
chorizo en el trullo
y no se nos
ponga grullo,
que
defender a una infanta
por más que
fuera una santa
no es tarea
de fiscal,
que de
cortesano real
echa un
tufillo que espanta.
4 comentarios:
No calumnie a la corona
crisol de la democracia,
ni haga del drama una gracia
que es muy dura la poltrona
¿no ve que se desmorona
esta noble institución?
no tiene usted corazón
o es que está apesadumbrado
por no estar tan em – palma - do
ni tener im – puta – ción.
Un Abrazo
Mire, don Childe: em-palma-do,
ni aunque la viagra me alumbre,
que perdí hasta la costumbre
de vivir en el pecado
ni con santa ni im-puta-do.
Pero ¡calumniar al rey!,
hombre que escapa a la ley,
al que defienden fiscales
y temen los animales,
¡feligrés soy de otra grey!
Caray cuántos desmanes que ocurren por esos lares!! Lo mejor: Sabia poesía...Saludos
Bueno, supongo que la corrupción financiera y política no son exclusivamente españoles, pero lo cierto es que aquí al fin se va tirando de la manta y el panorama que se descubre es desalentador. Hay mucha corrupción, especialmente de las clases e instituciones que deberían dar ejemplo de honestidad. Y no lo dan sino acaso todo lo contrario.
Gracias, Rosa María.
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