viernes, 28 de octubre de 2011

A la "muerte de un miliciano", de Robert Capa

Muerto y veinte veces muerto,

la boca contra la grama,

tendré apretados los dientes

y decidida la barba …

Miguel Hernández


Te ungiste de valor, pero una bala

te partió el corazón en pleno vuelo,

y en esa hora mala,

en ese aciago día,

contra el telón de aquel incierto cielo,

la cámara hizo eterna tu agonía,

el último alentar y el sufrimiento.

Y fue inmortal tu muerte, congelada

en la sombra al revés de un negativo.


De tu ideal, tu ardor y tu motivo

no se registra nada

en la placa del óptico instrumento.

Pero en ese momento,

con la boca apretada,

aún sostienes el arma con tu mano

cuando por los barbechos

áridos del secano,

polvorienta, cereal y ruda alfombra,

te aprestas a fundirte con tu sombra.

2 comentarios:

Anónimo dijo...

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Greg Franplou
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Francisco Redondo dijo...

Gracias por tu visita, tu lectura y tu comentario, Greg.

Un saludo,