Ya sólo son carátulas y máscaras
los verdugos del pueblo.
Ya sólo son ridículos despojos
del viejo "gang" del general sangriento.
Aún inflan la pechuga y ventosean
pretendiendo espantar, aún gesticulan
con muecas de arrogancia ante el cotarro.
Aun sacan a lucir los oropeles
del albor de su negra dictadura.
Aún mandan, aún corrompen, aún torturan,
aún ahogan al pueblo, aún se enriquecen.
Pero están secos ya y sin herederos.
(La vejez cómo en las putas viejas
es en ellos grotesca y vergonzante).
Anclados por la culpa al tiempo de su crimen,
los dejó atrás la Historia.
Ajenos a esta hora que ni entienden ni viven,
contienden con fantasmas.
Como la mano-garra crispada de un mal muerto
se aferran a su presa.
No los temáis ya más. Un viento fuerte,
ya sea de Dios, del Pueblo o de la Historia,
está por reventar y va a barrerlos
como a la mala hierba seca de esta tierra.
Madrid, 28-7-1.974
domingo, 11 de mayo de 2008
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2 comentarios:
Muy optimista eras en el 74. La mayoria lo fuimos, pero tú sabes que la realidad fué, y sigue siendo, otra muy distinta. Colaboradores de todo el espectro -y cuando digo todo, es todo- no les han faltado ni les faltan.Vivir para ver. Tema aparte es tu composición poética. Chapeau para ella.
Efectivamente, vielcada. Alguien definió la izquierda como el eterno habitante en la utopía optimista, quizá Rouseau. La verdad es que nunca hemos tenido visión profética como los judeo-cristianos. Al menos a corto y medio plazo.
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