jueves, 15 de mayo de 2008

Coplillas del tio Paco

Hoy, día de San Isidro Labrador, patrono de los labriegos y los madrileños publico aquí estas viejas coplas de pié quebrado.

Dedicadas en su día a Anselmo Hoyos y a la COAG. Y encontradas en Vilviestre, entre los papeles del difunto tío Filadelfo, al que se las había dado y divulgadas allí con mi permiso por la parienta Edita, a la que le habían gustado mucho.

Para el oficio labriego
no hay porvenir ni esperanza
si no encuentra sin tardanza
su remedio.

Pues tiene que soportar,
pinten oros, pinten bastos,
el despilfarro y el gasto
nacional.

Que lo que cree que gana
al metérselo al bolsillo
es sólo lo que algún pillo
no le afana.

Que al pequeño labrador,
como al maestro de escuela,
sólo la fama le queda,
y el sudor.

Pues, cuando industria no había
y la había que crear,
al campesino aguantar
se pedía.

A la industria que crecía
dio el campo sustento y brazos
mientras que el campo a pedazos
se caía.

Para el andamio y las minas
fue venero inagotable
el vientre de muchas madres
campesinas.

Hoy, las aldeas vacías,
sólo van quedando viejos
mientras que los hijos, lejos,
los olvidan.

Cuando el país prosperó
y volvió el Agro a la carga
me le fueron dando largas
y jabón.

Vino al fin la depresión,
lloró el industrial, ladino,
y el clamor del campesino
oscureció.

Oye, pues, Campo Español,
tiempo es ya que te dés cuenta,
del problema de tu hacienda
solución

no saldrá de una oficina
de la lejana ciudad
sino de la voluntad
campesina.

Bien está que hable el ministro
y proyecte el ingeniero
pero nadie sea vocero
de ti mismo,

pues no saldrás del letargo
ni encontrarás tu camino
hasta que de tu destino
te hagas cargo.


Entérate, pues, paisano:
un alto futuro espera
para el labrador que quiera
con sus manos

construir para el mañana
una sociedad rural
fecunda, libre e igual
de la urbana.

Madrid, 24-2-1.976.

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