Cuando todo se cierra
quedan aún preciosos agujeros de ratones
por donde huir.
Con tal que no te infles como un pavo
por el orgullo herido
ni te quedes clavado en una silla
llorando la desgracia.
Humildad y viveza.
Sobrevivir
como los roedores.
Zafarse por la cuarta dimensión:
lo subterráneo.
Usar de la semilla prodigiosa
que vence al tiempo
y abate los tiranos:
la prole,
la prole inmensa como las arenas y las aguas del mar,
la bullidora
marea incontenible
que voltea la Historia a cada paso.
jueves, 28 de febrero de 2008
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