En el hilo de un cantar
se quedó mi alma prendida;
vuelve garganta a trinar
por que me vuelva la vida.
Arriba hay un blando nido
donde duermen las canciones
que ya sonaron y han sido
solaz de los corazones.
Soñando en tono menor
su partitura señera,
allá aguardan al cantor
que de nuevo las requiera.
Afina guitarra mía
el pulso del rasguear
y dame entrada bravía
a aquel alto palomar
porque me quiero asomar
a ese balcón de alegría
y echar cantando a volar
las coplas que más quería.
Vibra, pecho, en este día;
iza en alto ese cantar
que lleva la pena mía
como bandera de amar.
jueves, 27 de diciembre de 2007
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