Soneto procaz escrito en términos no obscenos.
Era yo sólo tallo, tren viscoso,
que tu ánima[1] de túnel anhelaba,
y, a tientas, palpo ciego, se orientaba
dentro del laberinto sinuoso.
El embólico glande y el mucoso
alveo vaginal que contactaba,
cilíndrico apretón, se deslizaba
en un ir y venir libidinoso.
Ese ceñido y lubricado abrazo
de ambos, carnal aguja y agujero,
lanzados al encuentro y desencuentro
iban cosiendo sobre el cañamazo
las puntadas del hilo placentero
que borda la pasión justo en su centro.
[1] En las piezas de artillería y en toda arma de fuego, en general, el hueco del cañón. Diccionario R.A.E. 4ª acepción de ánima. Que yo extiendo metafóricamente a toda cavidad dentro de un contexto sólido.
miércoles, 29 de agosto de 2007
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