A Childe:
Si hubiera habido pecado
sin duda lo absolvería,
puesto que nota ha tomado
y deja el yerro enmendado
con soltura y maestría.
Y con diestra gallardía
la pelota a mi tejado
me devuelve. - ¡Toda mía! –
que en sólo dos - ¡es mi día! –
se lo retorno apañado.
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