A Lily:
Confieso que superado
ando yo por sus decires.
Empecé muy confiado
este circular trovado
y marcho cual los tapires.
Y con muy hondos sentires
me mantengo como puedo,
que, aunque por bondad me admires,
no me toques aunque mires,
que me derriba hasta un dedo.
Con esfuerzo y con denuedo
hasta aquí ya hemos llegado;
un paso más y ya cedo
el testigo, pero quedo
exhausto y desarbolado.
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