domingo, 1 de marzo de 2015

David Alonso Perales

Redondillas cruzadas y enlazadas




David Alonso Perales,
cuando el jueves nos nacía,
vino espantando los males
y trayendo la alegría.

El diecinueve fue el día,
el mes era de Febrero,
y quince el año sería
de este milenio tercero.

Sacó cabeza primero
estrechando fontanela,
luego sacó el cuerpo entero,
lloró e Irene fue abuela. 

Hasta medianoche en vela
las familias aguardaron
hasta que la “cantinela”
del neonato escucharon.

Y allí la emoción libraron,
entre la risa y el llanto,
hasta que se desahogaron
de haberlo anhelado tanto.

Que no hay en el mundo canto
de tan alegre esperanza
que el desconsolado espanto
con que un niño abre su andanza.

Y aquí, sin mayor tardanza,
cerrar mi canto conviene
con ternura y alegranza:
¡Felicidades, Irene!



Lunes, 23 de febrero de 2015

Tu amigo Francisco