viernes, 26 de marzo de 2010

Globalización

Mirad el Capital, globalizado,

campeando a sus anchas, sin fronteras,

anidando en mullidos paraísos,

como los huevos de una Gran Culebra.


Miradlo, a su placer, cruzando mares,

arruinando países, vidas, tierras,

emponzoñando el aire y las raíces,

agotando las venas del planeta.


No cesará en su furia geocida

tras el rastro espectral de las monedas,

sin contrincantes sin alternativas

sin enemigos ya que lo contengan.


Mirad por contra el Hombre en sus rediles,

maniatado, en su angustia o su miseria,

impotente ante el Lucro desmedido,

inerme ante el Desastre que le espera.


Miradlo así alienado, obnubilado

por los señuelos que el consumo airea,

por los juguetes que el Sistema ofrece

a su hedonismo de telenovela:


el adosado suburbano, el auto,

el móvil, el portátil y la hortera

evasión a lejanos paraísos

en que un falso exotismo centellea.


A cambio, el tenso vértigo del “yuppie”

con la mueca del “winner” siempre puesta,

con el pavor de aparentar ser débil,

sin garras ni colmillos: “puta mierda”.


Miradlo así atrapado por sus planes

de pensiones, seguros, hipotecas,

colegios de postín privado, clubes …

y el infarto aguardando tras la puerta.



Por el Mundo Tercero o por el Cuarto,

la desesperación y la pobreza,

la imposibilidad de hacer más planes

que bailar con la música que venga,


que malvender tesoros minerales,

prostituir la infancia y la vergüenza,

alistarse en las guerras de los otros

y matar o morir por causa ajena;


o, si tienen redaños y coraje,

arrojarse al albur de las pateras,

al hostil baluarte de las vallas

que guardan el umbral de la opulencia.


Después si uno entre cien fuerza la suerte

y acierta a franquear la ansiada meta,

solo una vida marginal, marcada

por recelos, desprecios y sospechas:


Forajido, ladrón, mendigo, esclavo

o esclava de servir, chacha o ramera;

extranjero en su tierra y extranjero,

hiciese lo que hiciese, fuera de ella.


Es el Mundo de Thatcher y de Reagan:

un Infierno sin límite en la Tierra.


Madrid, martes, 09 de marzo de 2010

viernes, 19 de marzo de 2010

Memoria histórica

La tarde fenecía

con un trazo escarlata en el crepúsculo

horizontal, estático, patético

como el grito de la sangre

de lo que se resiste

a no ser.

Aunque al fin siempre ganen las sombras.


Sobre los muertos

siempre crecen más altos los trigos.


Cayeron como cosecha

recién segada,

como heno de amapola

decapitada.


Sobre los muertos

siempre crecen más altos los trigos.


Cayeron, pero su ausencia

fue un agujero amargo entre los suyos,

un faltar palpitante, un hueco vivo,

un vibrante silencio …,

una cuenta

permanentemente

mal saldada

un crimen, una afrenta

flagrante,

sin castigo


Sobre los muertos

siempre crecen más altos los trigos.


Los asesinos

se equivocaron,

los cómplices

se equivocaron,

los tibios

se equivocaron,

los cooperadores necesarios

se equivocaron

los cobardes, en su silencio,

se equivocaron:

porque nadie grita más alto que los muertos

mal enterrados.

Los patéticos huesos,

desperdigados,

suenan como mil goznes

mal engrasados,

como ejes de mil carros

desvencijados,

chirrían y claman …

obstinados.


Sobre los muertos

siempre crecen más altos los trigos.


Y estamos aún así,

junto a los trigos,

junto a tapias melladas por disparos,

junto a nobles cunetas de caminos,

junto a los pozos secos …

y los barrancos,

al pie de los olivos …

siempre a la espera …


Sobre los muertos

siempre crecen más altos los trigos.


Al fin los tristes huesos

van brotando

hambrientos de ataúd

y camposanto,

de registro civil,

juez y notario,

del raudal de las lágrimas

y el llanto,

del dolor diferido …

y del olvido en paz …

tan deseado.


Sobre los muertos

siempre crecen más altos los trigos.

viernes, 12 de marzo de 2010

Tique

























A la que el néctar del Destino escancia,

casquivana y mudable cual la Luna:

¿por qué al azar derrama la Fortuna

tu cornucopia o cuerno de Abundancia?


Hexaedros lastrados, cartomancia

amañada y tramposa ¿no habrá alguna

carta de tu baraja que, oportuna,

se muestre favorable a mi ganancia?


Oh diosa de fulleros y tahúres,

de la ruleta en su rodar incierto,

de las quinielas y la lotería:


por tus verdes tapetes los albures

botan como pelota en campo abierto,

y azuzan mi febril ludopatía.

viernes, 5 de marzo de 2010

Silencio, ausencia y olvido

La soledad que presencio

en silencio

de ti fue la consecuencia

- ausencia -;

y el martirio repetido

- olvido-.

Pues habiéndote querido

hasta ser para mí todo

¿cómo asumir de este modo

silencio, ausencia y olvido?


Nota.- Entre el final del primer verso y el comienzo del segundo se aplica la licencia métrica de sinafia [pre-sen-(cio en)], posible por ser el segundo un verso muy corto, sin autonomía.