viernes, 27 de febrero de 2009

Análisis métrico del SONETO V de Garcilaso de la Vega

SONETO V

Escrito está en mi alma vuestro gesto,
y cuanto yo escribir de vos deseo;
vos sola lo escribisteis, yo lo leo
tan solo, que aun de vos me guardo en esto.

En esto estoy y estaré siempre puesto;
que aunque no cabe en mí cuanto en vos veo,
de tanto bien lo que no entiendo creo,
tomando ya la fe por presupuesto.

Yo no nací sino para quereros;
mi alma os ha cortado a su medida;
por hábito del alma misma os quiero.

Cuanto tengo confieso yo deberos;
por vos nací, por vos tengo la vida,
por vos he de morir, y por vos muero.

Garcilaso de la Vega

La verdad es que yo no soy ningún especialista sino tan solo un aficionado a la métrica de los versos, y, ante una auténtica joya como ésta cuyo análisis métrico me propone desde Argentina el contertulio de “nick” Señor Misterio, uno se estremece sobrecogido por la maravilla de esta composición tan magistral y bella. Pero me he comprometido a hacerlo y lo haré, con mucho respeto y hasta miedo.

Este soneto forma cuerpo (o debería formar) de la memoria de todo buen aficionado a la poesía muy especialmente por sus dos tercetos (soy de la opinión de que los tercetos de un soneto, además de su remate y conclusión, suelen ser lo más bello del mismo), y de entre los dos, por el segundo, y de entre sus tres versos, por los dos últimos, auténticamente antológicos:

por vos nací, por vos tengo la vida,
por vos he de morir, y por vos muero.

Sin embargo el soneto no carece de dificultades, especialmente en su verso 5º (1º del segundo cuarteto. Vayamos pues al análisis verso a verso. Al principio de cada uno indicaré su número de orden en el soneto. Las sílabas tónicas irán en negritas, y aquellas en que recaigan los acentos de intensidad, además, en rojo. Las sinalefas irán entre paréntesis ().

1 Es-cri-(to es)-(tá en)-mi-al-ma-vues-tro-ges-to, -> End. “a minori” tipo B2, sáfico a la francesa con cesura épica tras de la 4ª sílaba.

2 y-cuan-to-(yo es)-cri-bir-de-vos-de-se-o; -> End. “a maiori”, de tipo A2, heroico.

3 vos-so-la-(lo es)-cri-bis-teis,-yo-lo-le-o -> End. “a maiori”, de tipo A2, heroico.

4 tan-so-lo,-(que aun)-de-vos-me-guar-(do en)-es-to. -> End. “a minori”, de tipo B2, sáfico a la francesa con cesura épica tras de la 4ª sílaba.

5 En-es-(to es)-toy-(y es)-ta--siem-pre-pues-to; -> Este verso requiere recitado difícil y cuidadoso, para lo que se precisa a mi juicio tener en cuenta las siguientes consideraciones: 1) La conjunción y que sigue a estoy actúa como semiconsonante e impide la sinalefa triple; 2) Esa misma conjunción se une en sinalefa a la vocal que la sigue; 3) Tanto la 7ª como la 8ª sílabas son acentuadas lo que necesariamente producirá un efecto antirrítmico; 4) Para paliarlo debe cargarse toda la intensidad de la acentuación sobre la 8ª pasando de corrido sobre el acento de la 7ª; 5) De esta manera nos quedarán los acentos principales en 4ª, 8ª y 10ª y resultará un endecasílabo “a minori” de tipo B2, sáfico a la francesa, también con cesura épica tras de la 4ª sílaba.

6 (que aun)-que-no-ca-(be en)--cuan-(to en)-vos-ve-o, -> También deben salvarse aquí los efectos antirrítmicos de la 7ª sobre la 6ª, y de la 9ª sobre la 10ª, todas acentuadas, quedando la estructura rítmica apoyada en 4ª, 6ª y 10ª, es decir, como end. “a minori” de tipo B2, sáfico a la francesa, esta vez sin cesura épica.

7 de-tan-to-bien-lo-que-(no en)-tien-do-cre-o, -> De nuevo el end. “a minori”, de tipo B2, sáfico a la francesa con cesura épica tras de la 4ª sílaba.

8 to-man-do-ya-la-fe-por-pre-su-pues-to. -> Idéntico esquema que el anterior.

Negrita

9 Yo-no-na--si-no-pa-ra-que-re-ros; -> Aquí la dificultad estriba en que todas las palabras entre nací y quereros son potencialmente inacentuadas (vid. Antonio Quilis “Métrica española”) y, sin embargo, ni la fonética ni la métrica admiten cinco sílabas seguidas sin énfasis acentual. En consecuencia habría que acentuar una de ellas en el recitado (me inclino por la 6ª), con lo que quedaría de nuevo la estructura rítmica del sáfico a la francesa.

10 mi-al-(ma os)-ha-cor-ta-(do a)-su-me-di-da; -> De nuevo el sáfico a la francesa, con cesura épica.

11 por--bi-to-del-al-ma-mis-(ma os)-quie-ro. -> End. “a maiori”, de tipo A2, heroico.

12 Cuan-to-ten-go-con-fie-so-yo-de-be-ros; -> End. “a maiori”, de tipo A3, melódico.

13 por-vos-na-,-por-vos-ten-go-la-vi-da, -> End. “a minori”, de tipo B2, sáfico a la francesa, con cesura épica tras de la 4ª en palabra aguda y un efecto antirrítmico por la acentuación de la 7ª, contigua de la 6ª con acento de intensidad principal aunque este efecto es aquí mucho más fácil de salvar que en el verso 5º.

14 por-vos-he-de-mo-rir,-y-por-vos-mue-ro. -> End. “a maiori”, de tipo A2, heroico (aunque también podría recitarse como de tipo A3, melódico según que se elija como primer acento de intensidad el de la 2ª - que yo prefiero – o el de la 3ª, al ir ambas acentuadas). El verso tiene por otra parte dos efectos antirrítmicos entre la 2ª y la 3ª, y entre la 9ª y la 10ª, pero sin mayor problema puesto que el verso es de una singular eufonía. Esto demuestra cómo los efectos antirrítmicos no son tan graves a efectos de eufonía como acusan algunos críticos “tiquismiquis”: estamos ante uno de los versos cumbre de la poesía en español ¡y tiene dos parejas de sílabas acentuadas contiguas sin que desmerezca en nada!

Conclusiones.- Tiene este Soneto V de Garcilaso de la Vega estructura polirritmica en que dominan los versos sáficos (9), seguido de los heroicos (4) mas un melódico. Los sáficos dominantes, que imponen su peculiar ritmo al soneto en su conjunto, son todos de idéntica estructura rítmica (acentos en 4ª sobre palabra aguda seguidos todos de cesura épica, y luego en 6ª u 8ª y 10ª); los heroicos y melódico actúan de gentil contrapunto de los sáficos. Se registra relativa frecuencia de efectos antirrítmicos (versos 5º(1), 6º(2) y 14º(2)), que requerirán un recitado hábil, especialmente en el 5º.

Con respecto a la cesura épica, que se registra en los nueve versos sáficos a la francesa, cabe decir con Rudolph Baehr que es una fuerte pausa o cesura que se registra detrás de la cuarta sílaba, y que estos casos se refuerza especialmente por ser la 4ª en todos los casos la sílaba final de una palabra oxítona (aguda) lo que convierte el verso en la práctica en un verso compuesto por hemistiquios desiguales (4+7). Puede ser que la rara belleza de este soneto no sea ajena a esta peculiaridad tan insistentemente practicada.


Francisco Redondo Benito de Valle

viernes, 20 de febrero de 2009

Esquizo

Me veo ya a mi mismo desde afuera,

como si en mí habitara otra persona,

y veo cómo el alma me traiciona

y no me acierta a ver tal como fuera.

 

Centauro de yo y él, voraz quimera,

la unidad se fragmenta, me abandona

y, rota ya en pedazos, se me encona

en fratricida lid, contienda fiera.

 

Sin tregua en el fragor de este combate

que libro sin piedad sólo conmigo,

soy quien propina el golpe y quien se abate,

 

herido y agresor, juez y testigo

de este litigio que en mi mente late,

y en mi mente fabrica su enemigo.

viernes, 13 de febrero de 2009

Consejos para componer un ovillejo

Consejos para componer un ovillejo


1.      ¿Qué es un ovillejo? El ovillejo es una estrofa de alarde que popularizó Miguel de Cervantes dentro de su novela más excelsa “El ingenioso hidalgo don Quijote de la Mancha” y mucho más tarde usó, entre otros,  José Zorrilla en su “Don Juan Tenorio”. El “Diccionario de métrica española” de José Domínguez Caparrós lo define así:

Ovillejo. Estrofa de diez versos dispuestos de la siguiente forma: tres pareados de octosílabo y quebrado; una redondilla que sigue la rima del último pareado y cuyo último verso se forma con la unión de los tres quebrados. La rima es consonante.

¿Quién menoscaba mis bienes?
Desdenes.
Y ¿quién aumenta mis duelos?
Los celos.
Y ¿quién prueba mi paciencia?
Ausencia.
De este modo, en mi dolencia
ningún remedio se alcanza,
pues me matan la esperanza
desdenes, celos y ausencia.

2.     Cómo aconsejo componer un ovillejo. En mi opinión el ovillejo debe empezarse a componer por los pies. Y digo esto con un doble sentido: debe empezarse por los pies – por el último verso (primer sentido), el cual, partido en tres nos proporcionará los pies quebrados (segundo sentido), todo lo cual, colocado en su sitio nos dejará formado el esqueleto del ovillejo.

Me viene a la memoria una vieja canción asturiana:

Fui al Cristo y enamoreme
¡malhaya de enamorar!
Desde que te vi. aquel día,
morena mía
non te podré olvidar.
¡Malhaya de enamorar!

Y en una coda final se alterna el ¡malhaya de enamorar! con amores que yo tenía, verso éste, evocador y nostálgico, con que acaba la canción.

Pues bien, tomemos este último verso:

amores que yo tenía,

y tratemos de construir nuestro ovillejo sobre él. Lo primero que tenemos que comprobar es que sea de ocho sílabas métricas; y realmente lo es:

a-mo-res-que-yo-te-ní-a,

luego habrá que tratar de obtener a partir de ello los tres pies quebrados trisílabos. Probemos:

amores/ que yo/ tenía

El primero y el tercero están claros, pero el central parece tener sólo dos sílabas … Aparentemente porque está en el centro, pero, si lo separamos y contemplamos aislado, observaremos que termina en el pronombre yo, que es acentuado, con lo cual nos resultarán 2 + 1 = 3 sílabas. Vale, pues. Ya tenemos el esqueleto de nuestro ovillejo, que queda como sigue (los números son los de orden de cada verso):

2 amores

4 que yo

6 tenía

10 amores que yo tenía

Ahora vamos a elegir las consonantes. Me inspiro en el carácter de elegía amorosa de la canción y juego con los conceptos AMOR-DOLOR y encuentro por ejemplo dolores-amores, padeció-yo, hería-tenía-agonía. Nos faltan las centrales de la redondilla (versos 8º y 9º), y me gusta la consonante –ura, que contrasta bien con la vecina –ía, y que, en el mismo contexto, nos proporciona dulzura-locura.

De esta manera, nuestra estructura se ha enriquecido ya notablemente y tiene este aspecto:

1                                                                                                  dolores
2          amores
3                                          padeció
4     que yo
5                                          hería
6     tenía
7                                          agonía
8                                          dulzura
9                                          locura
10 amores   que        yo      tenía

Y ahora un poco de jugar con las palabras y de aplicar imaginación nos da el resultado final:

El rigor de los dolores
de amores
ninguno más padeció
que yo,
que amor cuanto más me hería
tenía.
Y aún viviendo en la agonía
todo trocaba en dulzura
esa adorable locura
de amores que yo tenía.

Obsérvese que, para mejorar el sentido del verso, he debido anteponer a amores la preposición de tanto en el 2º como en el 10º versos, aunque, a causa de la sinalefa, ni en un caso ni en el otro aumentó la cuenta de sílabas. Así de sencillo.

viernes, 6 de febrero de 2009

Segundo dodecaedro

"Dilettante" y malicioso

el lagarto se asoma a la niebla y llora.

 

Un llanto sideral le acompaña.

 

Es que la tarde se ha puesto violeta

por el dolor del mundo

y un viento negro tumba la hierba

y escarnece las amapolas.

 

(Cuatro filósofos fallecen

de indigestión de togas).